Historia de la
Industria
La segunda prueba, fue realizada por el Estado, a través de la Dirección de Aguas Corrientes, Cloacas y Adoquinado, encargándose al Ingeniero inglés J. F. Bateman, el proyecto y construcción de una fábrica de cemento.
La fábrica se construyó en Barracas y los materiales empleados como materia prima fueron piedra calcárea de Queguay y arcilla de Ensenada. Técnicamente, la instalación de la fábrica en esa zona adolecía de fallas de ubicación. A esta dificultad de organización y a otros conflictos, se debió que el cemento producido resultara más caro que el importado, lo que llevó a la clausura de la fábrica pese a que, por su calidad, el producto según referencias de la época, era superior al importado.
En este sentido, en el Diario "Tribuna Nacional" de Enero de 1885, figura el siguiente comentario: "Conviene advertir que la experiencia del "cimento" argentino a pesar de la mala voluntad manifiesta contra él, dieron siempre, casi sin excepción, resultados ventajosos a su favor. Era mejor su calidad, mayor su resistencia, que la del "cimento" inglés, sólo que el costo resultaba un 20% más caro". Los señores M. Puiggari y Luis Silveyra realizaron un estudio de este cemento, que figura citado en la publicación de Marcial R. Candiotti en la Revista del Archivo de la Sociedad Científica Argentina -1876-.
Entre los años 1885 y 1890, en Córdoba, para la construcción de los diques San Roque y Mal Paso y su red de canales, los Ingenieros Bialet y Cassaffousth, instalaron una fábrica de cemento con 3 hornos tipo Teil, que llamaron "La Nueva Argentina". Cumplida su función de proveer cemento para los diques, la fábrica fue paralizada. El Ing. Jorge Duclout, en un informe publicado en la revista "La Ingeniería" - T1, año 1887 bajo el título "Ensayo de las cales y cementos de Córdoba", analiza las características de los cementos producidos por esa fábrica, cuyos análisis químicos fueron hechos por el Dr. Kyle.
Al mismo tiempo, en el año 1889, el Señor Nicolás Derossi comenzó un ensayo de fabricación en Tandil, empleando calcáreo de la zona. El estudio del producto logrado lo realizó el Dr. Anastasio Quiroga y se publicó bajo el título "Informe sobre el Cemento Argentino" que figura en los Anales de la Sociedad Científica Argentina -T. XXVIII. Tampoco esta fábrica subsistió.
Después de estos primeros intentos desbaratados, en parte por la resistencia local en aceptar productos de la industria nacional y también por una desleal competencia de los productos extranjeros, transcurrieron veinte años sin que se tuviera información de nuevos intentos de fabricación.
Fue recién hacia 1907 que los Ingenieros argentinos Senestrari y Gavier, con el asesoramiento de los Ingenieros franceses E. Candlot y M. Le Chatelier, profesores de la Universidad Nacional de Córdoba, vuelven a tomar la iniciativa y levantan en Rodríguez del Busto, Provincia de Córdoba, la fábrica que llamaron "Fábrica Nacional de Cemento Portland". Contrataron con la casa Gabriel Anker de París, el primer horno rotativo del país. Después de veinte años, fue cerrada por dificultades económicas, transformándose con posterioridad en una fábrica de cemento blanco.
El siguiente hito fue en el año 1917, cuando el Ingeniero Marcelo Garlot y el Señor Pablo Verzini levantaron una fábrica en la localidad de km. 7 (hoy Arturo M. Bas), próxima a la ciudad de Córdoba. Para la Provincia de Córdoba éste constituye el intento definitivo, pues hasta 1980, a pesar de haber quedado incluida en la zona urbana de la Ciudad de Córdoba, esa fábrica continuó en funcionamiento con tres hornos rotativos.
Lo admirable de este logro fue el momento en que fue concretado. Debido a la Primera Guerra Mundial (1914/1918) que en esos momentos asolaba al mundo, no había posibilidad de recibir tecnología ni equipos de Europa. Sus fundadores recurrieron, por lo tanto, a elementos locales, uno de desechos industriales y otros creados ex profeso y aplicando su propia tecnología. De esta manera, sentaron las bases de lo que posteriormente fue la Corporación Cementera Argentina S.A.
El Dr. Atilio A. Bado, presentó como tesis para acceder al título de Doctor en Química, un estudio sobre "La Fabricación de cemento con piedra calcárea de Sierras Bayas" y publicó en los Anales de la Sociedad Química Argentina, Tomo II, N* 8 - 1914, un estudio sobre "La tosca de Mar del Plata como material hidráulico". Posteriormente, en el Tomo VII, N* 29, 1919, de los Anales, publicó: "Contribución al estudio de los calcáreos y arcillas del Quequén".
Los primeros trabajos despertaron el interés de la Gerencia del entonces Ferrocarril del Sud, que entrevió la posibilidad de que instalándose una fábrica de cemento en las Sierras Bayas, se incrementarían los fletes.
El Señor Alfonso Aust, que poseía en la zona una fábrica de cal hidráulica -conocida en el mercado como Cal de Azul- procuró, a través de la Gerencia del Ferrocarril Sud, interesar a capitales extranjeros. Los mismos fueron los banqueros americanos Hayden Stone. En agosto de 1916 se constituyó de esta forma, la Compañía Argentina de Cemento Portland, que en noviembre del mismo año colocó la piedra fundamental de la que sería posteriormente la fábrica de cemento "San Martín". La primera partida llegó al mercado en febrero de 1919.
Al principio encontraron gran resistencia en el mercado, sobre todo por el detalle secundario de su envase. La Compañía Argentina de Cemento Portland implantó el uso de la bolsa de yute, cuando el cemento importado -por razones de conservación durante las largas travesías marítimas-, llegaba a nuestros puertos envasado en barricas de madera.
El Dr. Abel Sánchez Díaz defendió la calidad de este producto nacional y el 30 de junio de 1919 en el Centro Nacional de Ingenieros, con el auspicio de la Sociedad Química Argentina, pronunció una conferencia en la que presentó el flamante cemento portland "San Martín".
Con posterioridad, y con motivo del primer Congreso Nacional de Química, el Dr. Sánchez Díaz presentó un trabajo titulado "La industria del Cemento Portland en la República Argentina" que figura en el Tomo IV de las Actas y Trabajos del Congreso, año 1921, pág. 481 y siguientes.
Obras Sanitarias de la Nación, desde 1914 por Decreto del Poder Ejecutivo, tuvo a su cargo la aprobación de los cementos destinados a las obras públicas. Luego de realizados los ensayos correspondientes sobre el nuevo cemento, en junio de 1919 le concede la aprobación de calidad.
Como resultado de la rápida evolución del país, en la segunda mitad del siglo XIX y a partir del conocimiento adquirido en Europa sobre los usos del Cemento Portland, se importó este material para las obras en desarrollo, y fue en 1872 que se realizó el primer intento de fabricación.
Fue el Señor N. Furth quien instaló una fábrica de lo que se denominaba "Tierra Romana", en las barrancas del Río Paraná, próximas a la ciudad de Rosario, empleando la tosca y tosquilla o sea margas, de las barrancas del río. Este primer ensayo fue abandonado sin trascendencia, no se sabe si por falta de calidad o por dificultades de comercialización.
La primitiva firma Verzini - Garlot alcanzó a producir 30 000 toneladas anuales de cemento portland en el año 1931, antes de su transformación en sociedad anónima.
Casi paralelamente con este desarrollo basado en la existencia de las formaciones cristalinas de carbonato de calcio en la Provincia de Córdoba, se creó otro polo de desarrollo en la zona de mantos de piedra caliza, en las serranías del Partido de Olavarría, Provincia de Buenos Aires.